La extinción ya aparece en las primeras páginas del Génesis. Es, como enseñó Darwin, parte del mecanismo evolutivo que promueve el recambio generacional entre animales y plantas.
Pero la intervención del hombre confirió a esta herramienta evolutiva un alcance y un ritmo intolerables causando un gran número de Animales en peligro de extinción en Argentina.
Llamamos Extinción a la desaparición de todos los miembros de una especie, considerándose Extinta una especie, cuando su último ejemplar ha desaparecido de la faz de la tierra.
La conservación de la biodiversidad y los procesos ecológicos, que pueden sustentar variadas formas de desarrollo regional, son claves para asegurar el bienestar y la calidad de vida, por lo tanto la pérdida de especies, que si bien es progresiva, pero que avanza a pasos agigantados por causas humanas, nos afecta directamente a todos.
La expansión constante del humano sobre la naturaleza, origina la destrucción de la cadena alimenticia animal, desequilibrando de esta forma el ecosistema de las especies.
En la Argentina, más de 250 especies de plantas y aproximadamente 500 especies de animales, están en peligro de extinción, mientras que en el mundo ya se perdieron medio millón.
Ahora bien, existen diferentes causas que pueden ser las responsables directas, o indirectas de la extinción de las especies, cuyo común denominador es la destrucción del hábitat de las mismas, lo que coloca a estas especies en una situación difícil de amenaza, sobre todo a aquellas que no tienen la capacidad de adaptarse al nuevo ambiente, o de trasladarse a otro mejor.
Entre todas estas causas, podemos hacer una división entre las naturales, y las provocadas por el hombre. Ente las primeras encontramos aquellas que tienen que ver con procesos evolutivos propios de las especies y las que son propias de la vida de la naturaleza; en cuanto a las segundas, que colocan al hombre como el único protagonista y responsable de estos hechos, encontramos por ejemplo la caza indiscriminada de animales, la deforestación, la explotación agropecuaria y de los recursos forestales, la introducción de especies exóticas en habitats no propios a las mismas, la venta ilegal de animales, etc.
Todas estas causas, ya sean naturales o humanas, colocan a las especies en franco peligro de extinción, por la dificultad de sobrevivir en ambientes deteriorados.
En los ecosistemas argentinos ya ha desaparecido el Zorro-lobo de las islas Malvinas; el guacamayo violáceo -un Loro Grande de los palmares de Corrientes y zonas cercanas de Brasil, Paraguay y Uruguay- y el Chorlo Polar, cuyos últimos registros seguros son de la provincia de Buenos Aires en la década del treinta.
Lo alarmante es que cientos de especies más se encuentran amenazadas. Ante semejantes datos, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación lanzó un proyecto mediante el cual planea construir un banco de genes para luchar contra el peligro de extinción de fauna silvestre autóctona en Argentina. Se crearía un laboratorio en el Zoológico con el fin de obtener muestras y cultivos celulares de hábitat naturales en los que existan especies en riesgo, estas muestras, al congelarlas y descongelarlas, permitirían estudiar la biología reproductiva de estos animales para así lograr que se reproduzcan en cautiverio y luego largarlos al campo.
De este modo, se protegería a animales en peligro de extinción amenazados del país, como los monos, el gato andino, el oso de anteojos, el jaguar, el venado de las pampas, el zorro vinagre, el águila arpía y, entre otros, el águila coronada.
Millones de especies están amenazadas en el mundo, inclusive al humano, con la única diferencia de que la nuestra, es la única que daña al ambiente y lamentablemente se estima que para el año 2100 la cantidad de especies extintas podría alcanzar altas cotas, incluso la mitad de todas las especies que existen actualmente.
¿Qué podemos hacer nosotros, desde nuestro lugar, para protegerlos? Solo tenemos un camino: comenzar a cambiar nuestros hábitos, cuidando los recursos, reciclando y comenzando a tener conciencia ambiental. Para ello, debemos investigar, informarnos e informar, acerca de esta problemática, fomentar el compromiso y la participación activa de todos nosotros en organismos gubernamentales o no, fomentar campañas en las escuelas, para que se modifiquen los programas de estudio y así nuestros niños comiencen desde ya involucrándose en el tema, debemos por todos los medios, intentar que no solo se promueva la protección, sino también la prevención, para que no sea necesario tener que hablar de las especies que perdimos.
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